Hoy, 16 de septiembre, se celebra el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono. La fecha fue establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1994, y su objetivo es resaltar un día en el año para sensibilizar, tomar conciencia y llamar a la acción sobre una de las principales problemáticas ambientales que afectan al planeta.

La capa de ozono es una franja de gas conformada por ozono natural, situada entre 15 y 30 km por sobre la Tierra, a nivel de la estratósfera. Su existencia es vital para los seres vivos: funciona como una barrera que nos protege de los rayos UV-B emitidos por el sol. Esta radiación dañina afecta a la salud de los seres humanos (por ejemplo, con el aumento del cáncer de piel) y al medio ambiente (elevando temperaturas de forma nociva para especies animales y el ecosistema en general).

A mediados de los años ’80, los estudios científicos comenzaron a demostrar que la capa de ozono estaba siendo dañada por sustancias químicas generadas por la actividad humana; un artículo del British Antarctic Survey de mayo de 1985 habla por primera vez del “agujero de ozono”. Frente a esta evidencia, aquel año se realiza el Convenio de Viena para la protección de la capa de ozono, un acuerdo medioambiental multilateral firmado por la comunidad internacional para cooperar en su preservación. El acuerdo derivó en el Protocolo de Montreal, firmado el 16 de septiembre de 1987 (de allí la fecha en que se celebra el Día Internacional).

El objetivo del Protocolo de Montreal es estipular acciones para controlar la producción de las sustancias tóxicas a nivel mundial, previendo un calendario progresivo de eliminación de las mismas. Suele mencionarse que se trata de uno de los acuerdos internacionales más exitosos, dado que consenso que generó: paulatinamente, las naciones comenzaron a erradicar el uso de las sustancias en cuestión, y la capa de ozono comenzó a recomponerse. Según los pronósticos científicos, a mediados del siglo XXI, la capa recuperará el estado que tenía en 1980.

Son 197 países los que han suscrito al Protocolo de Montreal, países que vienen realizando el esfuerzo por adecuarse a lo estipulado e ir disminuyendo la generación de los compuestos químicos nocivos. Chile es uno de los países que ha firmado y asumido el compromiso. El Ministerio del Medio Ambiente se ocupa de ajustarse y coordinar lo dispuesto por el protocolo a través de su Unidad Ozono. Es un trabajo que debe ser continuado con firmeza, a fin de luchar contra uno de los problemas más relevantes que aquejan a la vida en nuestro planeta.