El 18 de octubre es el día elegido para homenajear a los grupos locales que promueven el cuidado del medio ambiente

Antes de ayer se celebró un nuevo Día del Forjador Ambiental. Se trata de una iniciativa creada en 1999 bajo la campaña “Chile, yo te cuido”, impulsada por la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA), antecesora del Ministerio del Medio Ambiente.

El objetivo de la fecha es celebrar todas las iniciativas que llevan adelante actividades de protección del entorno y de difusión de la temática en distintos niveles sociales, homenajeando a los líderes y a los grupos locales que las encabezan.

Los grupos de forjadores ambientales son conjuntos de personas que por iniciativa propia se han juntado con el fin de realizar activamente acciones medioambientales. Estas suelen estar orientadas al plano local, abordando cuestiones puntuales que hacen al día a día de la zona en la que habitan los integrantes del grupo. Los grupos cuentan con la aprobación y asistencia del Ministerio del Medio Ambiente, institución que, además de llevar un registro web de los mismos, les ofrece colaboración y les brinda información sobre el área.

Detrás de todas las acciones realizadas, subyace el pensamiento de que la tarea de cuidar el medio ambiente es responsabilidad de todos los ciudadanos. Si bien es imprescindible la actuación de las instituciones gubernamentales, el propósito de proteger el entorno y mejorar la calidad de vida depende del compromiso de cada una de las personas.

El origen de los grupos de forjadores puede variar: existen organizaciones conformadas por grupos de vecinos, por grupos de estudiantes universitarios, por empresas, por scouts, entre otros. La mayoría de los grupos, sin embargo, se ha formado en centros educativos, particularmente los que pertenecen al Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales. Esto hace que docentes y alumnos reciban anualmente material de educación ambiental, que sirve para aprender sobre el tema, tomar conciencia, y orientar sus tareas en el área.

Es interesante destacar esta predominancia de los grupos surgidos en centros educativos, por la importancia de que estén los niños involucrados. Es indispensable que la educación ambiental inicie desde edades tempranas, en la que los niños son más receptivos y comienzan a interactuar con su entorno. Internalizando los valores y las prácticas desde pequeños podrán ponerlas en juego naturalmente más adelante, y así, en un futuro, convertirse en agentes de cambio positivo para nuestro planeta.